Luisa Montoya
Dogwood
Abril 2022

Luisa Montoya Kent nació en Bogotá pero creció bajo la influencia del paisaje del noreste de los EEUU. En Nueva Inglaterra, durante el invierno, cuando el sol se mantiene cerca del horizonte y sale por unas reducidas horas durante el día, la tenue intensidad de la luz hace en la nieve aparecer una sutil y rica variedad de color en su sombra. Este fenómeno, estudiado en la historia del arte desde la pintura, es el motivo en el que M.K. se centra para entrar con su obra en una disonancia cromática donde no hay certeza de qué color se está viendo.

Gracias al agua congelada como prisma y a la gris penumbra invernal, lo que se ve en las superficies es una constante ambigüedad de la luz reflejada y refractada en lo que comúnmente se denomina colores pastel. Valores cromáticos agrisados,aclarados u oscurecidos por la morfología del paisaje. Esta elasticidad del color depende de las ondulaciones de la nieve, la dureza y transparencia del hielo, y la cortante presencia de los árboles.

Luisa Montoya
Dogwood
Abril 2022

Luisa Montoya Kent nació en Bogotá pero creció bajo la influencia del paisaje del noreste de los EEUU. En Nueva Inglaterra, durante el invierno, cuando el sol se mantiene cerca del horizonte y sale por unas reducidas horas durante el día, la tenue intensidad de la luz hace en la nieve aparecer una sutil y rica variedad de color en su sombra.

Este fenómeno, estudiado en la historia del arte desde la pintura, es el motivo en el que M.K. se centra para entrar con su obra en una disonancia cromática donde no hay certeza de qué color se está viendo.
Gracias al agua congelada como prisma y a la gris penumbra invernal, lo que se ve en las superficies es una constante ambigüedad de la luz reflejada y refractada en lo que comúnmente se denomina colores pastel.

Valores cromáticos agrisados,aclarados u oscurecidos por la morfología del paisaje. Esta elasticidad del color depende de las ondulaciones de la nieve, la dureza y transparencia del hielo, y la cortante presencia de los árboles.

Durante los cortos instantes de luz del invierno en esas latitudes, en medio de la soledad del paisaje, los cuerpos de la vegetación contribuyen a esa suave inestabilidad del color con la proyección de sus sombras y el reflejo del color de sus troncos. Precisamente, en esta zona, crece un tipo de arbusto conocido como Dogwood que, durante el invierno, no pierde su color: su corteza varía entre ser lila, verde y roja.
Alrededor de la relación entre estos arbustos y el suelo cubierto de nieve, las pinturas de esta muestra buscan afirmar un temperamento en el aire de la luz.

Este paisaje, a los ojos de M.K., provee el motivo para la creación de un color desasociado. A pesar de ser una representación pictórica, la intención de la artista es escapar de esta, llevarla a lo absurdo y hacer hincapié en la subjetividad de la interpretación y el juego con el color. El grosor y lo táctil en la obra son condiciones de su trabajo que constituyen el reto de sugerir un aire en la pintura sin que esta deje de ser vista como tal: como material en una superficie.

Juan Rodríguez Varón
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